24 agosto 2016

Mery, su charla con Bolt y la meta de bajar 13 minutos

“Hello”, lanzó al pasar Rosmery Quispe, dirigiendo su “envalentonado” saludo sobre la figura de aquel jamaiquino, casi majestuoso, que inspira respeto en cada recoveco del mundo por ser el más veloz del planeta. Deducir la identidad de ese hombre, alto en demasía, queda a la mano. No hay secreto alguno, mucho menos luego de la magnificencia que alcanzó con el “triple triple” en los Juegos de Río 2016. Claro, se trata de Usain Bolt.

“Hi”, fue la respuesta inmediata, el feedback (retroalimentación) que cerró el breve contacto entre la atleta boliviana y el campeón olímpico en 100, 200 metros y relevos 4x100.

Aquel encuentro, tan fugaz como real, fue de igual a igual. “De tú a tú”, como la misma marchista se anima a describir tras su experiencia en los Juegos Olímpicos. En ese corto lapso no importaron las medallas ni las coronas. No hubo barreras abstractas que delimitaran algún tipo de diferencia entre ambos. Al fin de cuentas, los dos estaban allí porque se lo habían ganado.

Mery, de un lado, y Bolt, del otro, pisando el césped del Estadio Olímpico de Río. La ilustración posible y los pormenores de lo que sucedió en dicho momento solo están en la mente de la boliviana, que hoy revive el encuentro con una sonrisa amplia y una risa sonora.

Está feliz. Al menos, eso dice. Terminó en el puesto 117 dentro de una de las pruebas más duras del atletismo (42 kilómetros), pero ello no mengua su alegría. Logró acabar la carrera en el Sambódromo y eso, más allá de conformarla, la motiva a seguir hasta “donde Dios le permita”.

En ese inevitable universo de deportistas que se formó durante 17 días en Brasil, la fondista no tuvo opción. Pista y comedor juntaban a los atletas. Conoció también a Mo Farah, quien oyó de su boca: “Soy boliviana”. “Lo dije con mucho orgullo”, relata.

El atletismo acapara su vida entera, de manera literal. De hecho, la prioridad que le otorgó al deporte la llevó a romper con todas sus relaciones amorosas y a repensar su deseo de ser madre. Con 32 años y 15 de ellos dedicados al deporte, Mery prefiere tomarlo con calma. “Intenté casarme. Traté de tener un bebé, pero hubo días en que me desanimaba. Lo sé. El deporte es lo primero”.

El lunes volvió de la ciudad carioca. Se tomará algunos días para descansar, luego retornará a los entrenamientos y se alistará para los Bolivarianos de 2017.

Tiene un objetivo clarísimo: bajar 13 minutos de su marca en el ciclo olímpico para llegar a Tokio 2020 con aproximadamente 2 horas y 30 minutos. Lograrlo representará su mayor conquista.

He aquí Mery, la boliviana que dice sentir dolor cuando observa el “poco apoyo” que hay del Estado.

P: Conocemos la parte competitiva ¿Pero qué no se vio de Mery en Río?

R: Con Bolt me saqué una foto. Como somos atletas olímpicos, nos tratamos de tú a tú. Así son los Juegos. Ellos no te miran como si fueras menos porque saben que eres olímpica. También hablé con el ganador de los 10 mil metros (Farah). Me preguntó si era de Colombia y le contesté que soy boliviana ¡Lo dije con orgullo! Estoy contenta por haber terminado la maratón. No mejoré mi marca, es cierto, pero allá abandonaron 30 atletas. Yo no quería ser una más.

P: ¿Cuándo comenzarás con tu ciclo olímpico?

R: Ha sido mi segunda maratón. Soy nueva. No me cansé mucho, he recuperado bastante. Ahora estoy pensando en los Bolivarianos 2017 y Odesur también. Buscaré récords, no me daré descanso. Cuando sales tienes esa ambición porque quieres ser igual que ellos.

P: Se te nota muy optimista y con ganas...

R: Así te vuelves cuando vas a un campeonato grande ¿Qué hago para ser como ellos? Tengo que entrenar el doble porque no hay apoyo. Duele que no te valoren. Dejas todo por el deporte. No me casé por eso, porque quiero lograr cosas grandes como una medalla de oro.

P: ¿Esa será la consigna para los Bolivarianos?

R: Allá quiero hacer una buena representación. Nada se puede hablar antes de competir. Eso sí, no deseo ser la última.

P: ¿Te das tiempo para tu vida social?

R: Los deportistas no tenemos vida social. No vamos a bailar. Lo único es tu cama, almorzar y luego la laguna o el estadio. No puedes tener enamorado. Varias veces he tenido que cortar relaciones por escoger el deporte.

P: ¿Lo has hecho con convicción?

R: Sí. Tenía que casarme a los 25 años. Estudié educación y puedo trabajar. Siempre me mantuve más ligada al deporte. Ahora Tengo 32, voy a cumplir 33 y no tengo hijos. A veces pienso en ser madre, pero solo es un momento. Amo correr.

P: ¿En síntesis, cuál es el objetivo mediato?

R: Ya no es ganar las carreras 10K. Debo buscar torneos internacionales y grand prix. Quiero mejorar mis marcas aún más.

P: ¿De aquí a Tokio 2020, cuánto pretendes bajar tu registro?

R: Unos 13 minutos. Va a ser duro, pero trabajaré.


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