25 septiembre 2016

Cholitas luchadoras se hacen esperar en ciudad de Tarija



El evento de lucha libre de cholitas que había sido anunciado originalmente para el 9 y 10 de septiembre pasados, y para el cual existía mucha expectativa por parte de la población,

ha sido postergado para este 14 y 15 de este mes debido a un viaje de las luchadoras a México para recibir una certificación por parte de la Asociación de Lucha Libre de ese país.

Made in El Alto
Este estilo particular de lucha, único en el mundo surgió en 2002 en El Alto, después de la Guerra del Gas, cuando a Juan Mamani, que lucha bajo el nombre de El Gitano en el coliseo “12 de octubre” de esa ciudad, se le ocurrió empezar a entrenar mujeres de pollera para recuperar la atención del que se había alejado del público a causa de los conflictos políticos y sociales.
Es así como tras un disciplinado entrenamiento surgieron las primeras luchadoras en la ciudad aimara. Pronto el espectáculo deportivo se volvió todo un fenómeno, no sólo en La Paz y Bolivia, sino en los países vecinos primero y luego en todo el mundo.
Nombres como Marta la Alteña, Julia la Paceña, Yolanda la Amorosa, Carmen Rosa la Campeona, Jennifer Dos Caras, Claudina la Maldita, Ángela la Simpática o Rosita la Cariñosa son ya conocidos entre el público y cada una de ellas tiene su propia fanaticada.
Pronto hubo varios managers entrenando cholitas, pero al momento la mayor parte de ellas luchan ahora en la compañía de Benjamín Simonini, más conocido como “Kid Simonini”. Actualmente todas están agrupadas en la Asociación Cholitas Luchadoras de Bolivia (ACLB)

Mujeres luchadoras
Decir que estas mujeres son unas luchadoras no es sólo en el sentido del deporte, sino también en sus vidas cotidianas. La mayoría son trabajadoras esforzadas, artesanas, comerciantes, amas de casa, cocineras e incluso obreras que ganan el sustento para sus familias con el sudor de sus frentes.
Más allá de esto también se las puede ver como luchadoras en un sentido más sociológico, pues el simple hecho de subirse al ring es ya un desafío al patriarcado y el clasismo en Bolivia. Donde antes el término “chola” era usado en forma despectiva, ahora ellas lo llevan en alto, demostrando que ser mujer e indígena es algo que se puede llevar con orgullo, y así se han convertido en auténticas heroínas del pueblo.
Su personajes han inspirado campañas de violencias contra la mujer, pues varias de ellas han sido víctimas antes de ser luchadoras, y se las ha tomado en cuenta para producciones internacionales. Su ejemplo está inspirando no sólo a los humildes y oprimidos de Bolivia sino del mundo.

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